Hay piropos que a cualquier persona le pueden "alegrar el día", dichos que alimentan el "ego" como el clásico silbido "jui juiuu". Sin embargo hay una gran diferencia o, probablemente una línea delgada entre el halago y el acoso.
Desde el principio de los tiempos el cuerpo de la mujer es visto- gracias a la Biblia - como foco de tentación y de pecado, como algo excitante y peligroso. La representación arqueotípica son dos grandes íconos que la Iglesia se encargó de transmitir de generación en generación hasta insertarlas en el inconsciente colectivo; Eva y María Magdalena (entre otras, evidentemente)son quienes cargan en su espalda una serie de adjetivos que construyen un estereotipo de lo que conocemos como mujer, esta mujer ligada a la sensualidad, a la belleza, pero traicionera, y, por supuesto una mujer muy deseada sexualmente, podríamos decir que son el arquetipo de las primeras femme fatales, por lo que en este sentido, ha de ser tratada como femme fatale.
Muchos podrían señalar "pero cómo tanto, si sólo son personajes". Así es, personajes con quienes hemos crecido y han sido reproducidos y/o representados diariamente en nuestra cultura (occidental), lo que permite que distintos hombres diariamente ejerzan esta violencia simbólica a través de lo que conocemos como piropos.
¿A qué me refiero? No es lo mismo realizar un cumplido como " Parece que están cayendo ángeles" que "Le pondría una naranja en la boca y le chuparia el poto hasta sacar fanta" o "Mijita, le bajaría la regla a chupones". La verdad es que los "piropos" en vez de cumplir el supuesto fin de halago termina sintiéndose como un acoso, como algo incómodo y lo que -a mi parecer - es mucho peor, es que socialmente es muy aceptado. Ésta práctica, por lo señalado anteriormente, se da básicamente por la población masculina heterosexual y machista, aquella que cree hasta nuestros días, que las mujeres han nacido para servirles en todos los ámbitos de la vida, o por que una mujer muestra un poco de "piel" anda con un cartel en la frente que dice "Por favor dime cómo me quieres follar", haciéndolo notar cada vez que salen de sus boca dichos como "Quién fuera limón para aliñar ese choro".
El año pasado Malena Pichot, la comediante argentina que se dió a conocer por el show cibernético La Loca de Mierda (fue expuesto también en Mtv el ño 2010) en una sección del programa trasandino Duro de Domar de la cual es partícipe, lanzó un pequeño sketch que ejemplifica la situación que se envuelve en el piropo. El vídeo inicia diciendo "Mucha gente está convencida de que las mujeres nos definimos exclusivamente a partir de la mirada del hombre (...)". Luego da paso a unas escenas que ironizan el tema del piropo en la calle. Aquí se los dejo para que lo puedan apreciar.
Los piropos cochinitos o flaytecitos si bien, pueden ser divertidos, dado que el sexo después de tantos siglos sigue siendo un tabú y el hablar con palabras que aluden al acto sexual - un tanto hardcore si me lo permiten - causa risa y cierta excitación del saber que estamos rompiendo la regla, no es tan divertido cuando vas caminando sola en la calle y pasa el clásico estereotipo del "viejo verde" y te dice al oído "me gustaria ser mosca pa' que tu sapo me comiera enterito".
Finalmente me quedo con las últimas palabras de Malena que señala "(...) la sociedad no está de acuerdo con matar gente, pero a la sociedad no parece molestarle que me muestres la pija o que me digas que me quieres romper el orto, así que seguí haciéndolo, por ahí un día te animás y me violás."
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